Como alumna de un Instituto de Nivel Terciario, observando el desempeño de muchos profesores y como futura maestra de nivel inicial, me pregunto si el compromiso que un profesor asume en su tarea forma parte de su vocación docente.
Entiendo que el “COMPROMISO” es dedicación y respeto por las obligaciones que implica cualquier profesión. En el caso de los docentes se trata de: planificar las clases, proporcionar bibliografía actualizada, aprovechar las clases para indagar, preguntar, debatir sobre los temas dados, construir aprendizajes, además de llegar a horario y faltar sólo en caso de necesidad. Este compromiso es también el que deberemos asumir cuando seamos profesionales.

​Es frecuente que los profesores que forman futuros maestros se sorprendan y se quejen del desempeño de sus alumnos: que no comprenden textos, que escriben mal y que muestran desinterés por la carrera que eligieron. Esto tiene su parte de verdad, pero ¿Qué pasa cuando son estos mismos profesores los que no cumplen con lo mismo que les piden a sus alumnos? O lo que es más grave, muestran un “modelo docente” que es el que no se espera que sea el alumno cuando se reciba y trabaje. Se nos dice que hay que construir aprendizaje mediante el intercambio con el otro, que eso es lo que tendremos que hacer mañana en la salita con los niños, pero hay profesores que usan el tiempo del aula para leer fotocopias; nos hablan de la importancia de no faltar (ahora como alumnas y el día de mañana como maestras) pero hay materias de las que apenas hemos tenido tres clases.
Quién enseña a enseñar tiene la especial responsabilidad de no contradecirse entre lo que dice y lo que hace, está obligado por el compromiso que tiene al formar futuros docentes, de señalar el camino con el ejemplo.
Con todo lo dicho no pretendo afirmar que todo el alumnado repetiría las malas acciones de algunos profesores simplemente porque las vivió y las tomara como ejemplo, pero sostengo que muchas de las falencias que tiene la formación de los futuros docentes se deben a la falta de compromiso que algunos de sus profesores mostraron en el transcurso de la carrera.
Por lo tanto si se pretende mejorar la calidad de la formación de los docentes, tanto  las autoridades de las instituciones como el alumnado, deben exigir el cumplimiento del compromiso que su tarea les impone.