Un buen docente es, entre otras cosas un buen comunicador. Principalmente debe preocuparse por construir junto al educando el camino, ser quien comparta un saber y deje que otros compartan sus saberes con él. Enseñar y aprender en simultáneo, entender que ese otro con el que estoy tratando es un sujeto con una historia previa, con experiencias, sentimientos, pensamientos y creencias. Es un sujeto con obligaciones y también con derechos. Transmitir conocimientos es fundamental pero para eso también hace falta entender al otro, preocuparse por esas cosas que lo motivan. Un docente transformador es el que entiende las palabras de Paulo Freire: “Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer” Luchar para que cada individuo sea capaz de hacer valer sus derechos es una misión de todo docente comprometido con su trabajo. Creo que ser un docente innovador no es fácil, pero también creo que debe ser lo más gratificante del trabajo docente. Lo pienso así porque en la lucha del maestro por formar sujetos críticos, se benefician las dos partes, crece el alumno y crece el maestro. Para enseñar a pensar cada docente debe pensar, y el pensamiento que se elabora con la escucha permite nuevos pensamientos y la experiencia se enriquece constantemente.
